Continuo por donde lo había dejado en la entrada anterior: Estos movimientos que buscan lograr el desarrollo de la persona y mejorar o mantener su calidad de vida, son la terapia y la intervención social. Toda terapia es intervención, pero no toda intervención es terapéutica. Ambos movimientos pueden ser completamente complementarios a los medicamentos, y, en algunas ocasiones, también sustitutivos.
Intervenciones y terapias las hay de distinto tipo, y depende de la persona, será más adecuada un tipo u otro. A mí personalmente me gusta la musicoterapia por sus características no verbales, y por sus características de libertad sonora (todo es música), pero cada persona puede escoger el tipo de terapia que mejor le venga (terapia cognitivo conductual, arteterapia, psicoanálisis, GIM...).
Pero además de estas terapias con estos profesionales cualificados (los terapeutas), también existen las intervenciones sociales, que tienen muchos puntos en común con la terapia, pero no son iguales. En el caso de las intervenciones, se suele hacer un estudio de las características y las necesidades de la persona, para ver en qué ámbito trabajar (familiar, laboral, escolar, personal...) y se ponen todos los conocimientos en marcha para solucionar el caso. En el caso de la musicoterapia u otras terapias (hablo de musicoterapia porque es la que más conozco), se suele trabajar en un primer momento con el individuo (aunque no siempre), pero cada vez más se trabaja también con la familia o grupo de iguales, ya que se está comprobado su efecto como potenciador de la inclusividad y aceptación.
Volviendo con el comienzo, durante el último año y medio he aprendido que hay una serie de enfermedades, trastornos y patologías, que se pueden curar con medicamentos durante un corto periodo de tiempo, pero que también son curables con terapia o intervenciones sociales. Por ejemplo la ansiedad, las fobias... En los próximos días iré actualizando con algunas de ellas, desarrollando ejemplos de intervención con videos o investigaciones. No me voy a cerrar exclusivamente en la musicoterapia o la arteterapia, sino que me voy a abrir a otras terapias y a intervenciones sociales que pueden realizar psicopedagogos y psicólogos, y que pueden ayudar a desarrollar los objetivos expuestos anteriormente.
Antes de terminar esta segunda parte de la entrada (y en principio última) me gustaría también reflexionar sobre lo que creemos las personas cuando vamos a un psicólogo o a un terapeuta. ¿Qué es lo que pensamos cuando alguien nos dice que va a un psicólogo o que está yendo a un terapeuta? Pues pensamos que esa persona está mal de la cabeza... está loca... algo malo le pasa... la realidad es que todos tenemos momentos en que necesitamos ayuda y tenemos cosas que "mirarnos": Pequeños traumas, pequeñas manías... que deberíamos mirarnos para librarnos de ellas y poder vivir mejor. Estoy seguro de que si todas las personas fuéramos al psicólogo (u orientador), y/o a un terapeuta, seríamos mucho más felices porque lograríamos vivir de una forma mucho mejor, y sobre todo conociéndonos a nosotros mismos.
Como siempre, existen un montón de prejuicios y estereotipos ante "ir a un psicólogo o a un terapeuta",
pero... ¿Esto es siempre así? ¿Cómo lo sabemos si nunca hemos ido a uno?
Así que, dejémonos de mirar por encima del hombro a la gente que tiene la valentía de ir a un orientador, a un psicólogo o a un terapeuta para vivir mejor, y asumamos que todos necesitamos ayuda en la mayor parte de nuestra vida, y que hay personas que nos pueden ayudar en esos momentos a escoger el camino adecuado o a conocernos.
Sinceramente me da pena, cuando veo a niños pequeños (y no tan pequeños) que les dicen sus padres: "Vamos a ver al psicólogo", y te responden: "Yo no estoy loco"... pero esto es por la educación en general que hemos tenido a lo largo de nuestra vida, que en seguida relacionamos psicólogo o psiquiatra con locos... cuando la realidad es muy diferente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario