En esta entrada, ya adelantaba de la existencia de prejuicios para etiquetar personas; y es que , continuamente el ser humano va poniendo etiquetas a las cosas, ya que; las etiquetas, nos ayudan a simplificarlo todo y a dejar de pensar. Por poner un ejemplo del campo, en orientación, cuando tenemos a un alumno que no sabemos "lo que tiene" y le ponemos una etiqueta; esa etiqueta le marcará para toda la vida, y servirá de referencia para futuros profesionales (o no) que trabajen con él. Las etiquetas dañan. Y mucho, pero no podemos negar su existencia, ya que sin ellas, la vida sería mucho más dificil. El secreto está en no quedarnos sólo en la etiqueta; en ver más allá. En ver que existe una persona detrás, con unos intereses, unas habilidades y unas dificultades.
Las etiquetas en muchas ocasiones nos facilitan las tareas diarias.
Pero... ¿Hasta que punto son necesarias y buenas?