¿Todas las personas podemos aprender a tocar un instrumento? ¿Cuál debería ser el fin de un conservatorio? ¿Para qué debería servir la música? Con estas 2 entradas, voy a intentar contestar a todas estas preguntas, tomando como referencia, la Convención Mundial del método Suzuki en Matsumoto (2013) y una reflexión personal a raíz de un curso con Nico Bay.
La verdadera cuestión que hay que plantearse es, ¿cuál es el fin de la educación en los conservatorios? El fin de la enseñanza en general, y de la enseñanza musical en particular debería ser formar personas: Formar individuos que crezcan felices, desarrollen habilidades y capacidades y que sean capaces de enfrentarse a la vida de una forma óptima. Que vivan, sientan y disfruten de la música, para poder hacer vivir, sentir y disfrutar de la música a la gente que les rodea. Parece que en los conservatorios nos olvidamos de este punto, y a veces se obliga a niños a tocar un montón de papeles con notas que NO tienen ningún sentido ni lógica para él. Algunos quizás comiencen en el conservatorio incentivados por sus padres, o porque tienen algún amigo que sabe tocar un instrumento y él también quiere, otros porque les gusta cantar o tocar ciertos instrumentos...
¿Cómo debería ser la enseñanza musical en un conservatorio?
¿Debería ser más creativa y lúdica? ¿O creéis que está bien así?