Hoy os traigo una pequeña reflexión sobre lo que ha significado para mí este congreso de educación inclusiva. En posteriores entradas desarrollaré algunas de las ideas tratadas en el congreso, pero primero quería hacer un balance de lo que fue para mí, y para animar a la gente a asistir a congresos.
Lo primero que podemos pensar (o yo lo pensaba al menos), es que en un congreso únicamente van profesores y entendidos máximos del tema, a "contar su rollo" mientras el resto de gente se queda embobada escuchando hablar de un tema, con un vocabulario incomprensible, y en los que no se nos permite participar. También podemos pensar que en el congreso te van a poner nota de cada palabra que dices y que tienes que hacerlo perfectísimo.
Estas son algunas de las "ideas prejuiciosas" y los estereotipos que hemos ido creando sobre los congresos, pero la realidad es diferente (al menos en este).
La realidad que yo me he encontrado ha sido algo diferente:
Es cierto que en general, las personas que suelen asistir a congresos suelen ser entendidos del tema: Profesores, investigadores, trabajadores... también había bastantes estudiantes y curiosos que les unía un mismo objetivo: Saber más sobre temas educativos e inclusivos.
Es cierto que en general, las personas que suelen asistir a congresos suelen ser entendidos del tema: Profesores, investigadores, trabajadores... también había bastantes estudiantes y curiosos que les unía un mismo objetivo: Saber más sobre temas educativos e inclusivos.
¿Y qué nos podemos encontrar en un congreso?
Lo que yo me he encontrado ha sido un montón de gente de distintas partes del mundo y de diferentes edades; que compartían un mismo foco de interés, y en donde se sembraban conversaciones muy interesantes que en muchas ocasiones invitaban a la reflexión. Cada uno era de una ciudad o país distinto, de un ámbito de actuación distinto, e incluso de un estilo educativo diferente, pero a todos nos unía la curiosidad, las ganas por aprender, las ganas de conocer nuevos lugares, y vivir nuevas experiencias.
A lo largo del congreso he reflexionado muchísimo sobre educación no sólo durante las jornadas del congreso, sino también durante las comidas y los cafés de la gente que iba conociendo por tierras gaditanas. Me resultó especialmente curioso ver cómo, había ciertas horas en las que después de una charla intensa, o de una conferencia, nos juntabamos prácticamente todos por grupos para debatir y hablar sobre estos y otros temas tomando una coca-cola o simplemente disfrutando del viento del levante. A veces, las mejores conversaciones se creaban en los cafés, pero es cierto que sin el congreso, esos "cafés" nunca podrían haberse dado.
Resumiendo y para no extenderme mucho, os animo a todos a ir a congresos sobre los temas que más os interesen. También, os animo a exponer y a compartir vuestros trabajos y experiencias con la gente, ya que a todos nos sirven y a nos pueden aportar algo: Nos puede aportar tanto al estudiante que está comenzando, como al catedrático de "nosequé". Además, es la excusa perfecta para viajar, hacer turismo en nuevos lugares, probar nuevas comidas (el pescaito que estaba muy rico por allí), conocer nuevas personas, desconectar del día a día, y disfrutar haciendo, viendo, y compartiendo algo que te gusta.
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