La voz: ¿Cómo te llevas con ella?

El tema de la voz lo trataré en varias entradas, esta será la primera. Antes de comenzarla me gustaría dedicárselas a todos aquellos que no les gusta cantar, o que dicen que no saben, o los que les da vergüenza cantar hasta en la ducha.

Recomiendo leer la entrada con precaución, poco a poco, reflexionando sobre lo que voy poniendo y aportando ideas, sugerencias o cambios en cada párrafo añadiendo un simple comentario.

Es curioso como es de diferente la cultura vocal española con respecto a otros países. En mi opinión, en muchas ocasiones, en España, la voz suele ser utilizada para cantar música (normalmente con letra) que hemos oído en la radio, o en otros sitios, con el fin de demostrar que nosotros también sabemos cantar como las personas que escuchamos y/o para disfrutar algunos de las características de las canciones (hacernos recordar, sentirnos mejor, compartir momentos...). Sin embargo, en otros lugares existe una cultura de la voz mucho más extendida: Se canta en momentos difíciles, en momentos buenos, cuando se va por la calle paseando tranquilamente, cuando tenemos miedo... y no tiene porque ser con letra, sino que pueden ser sonidos vocálicos sueltos en donde lo más importante es la melodía. También son mucho de cantar canciones de folklore típico, mientras que aquí el folklore no está tan desarrollado por la socioedad. En nuestra cultura, cuando se le pregunta a la gente por cantar, suele ser muy habitual oír la expresión "no, yo sólo canto en la ducha".

¿Y por qué en la ducha? ¿Quizás por la acústica? ¿O quizás porque es el momento en el que el agua toca nuestro cuerpo, nos sentimos relajados, purificados, "agustísimo", y nuestra mente se relaja y "viaja"?.

                                                       La ducha suele ser un placer purificador y estimulante
                                                                                  ¿Quizás esto sea lo que nos hace cantar?

¿Por qué hay gente que no ha cantado nunca? Los motivos pueden ser diversos, pero en algunas ocasiones es debido a que esas personas han podido tener a alguien en algún momento de su vida que le ha dicho tales cosas como: "cantas mal", o "no cantes", o "desafinas", o incluso "cállate por favor". Algún profesor, algún familiar... que con estas palabras han destrozado la posibilidad de cantar desmotivando de tal forma que han enterrado la voz en lo más profundo de sí mismo, y no la utilizan para otra cosa que para hablar. Quizás no  lo recuerden, o quizás sí.

La realidad en la que creo firmemente es que cualquier persona puede cantar, cualquiera. Y además, puede hacerlo muy muy bien lo único que creo que necesita es sentirlo, vivirlo, aceptar su propia voz y potenciarla. Cualquier persona puede entonar aunque sólo sea un sonido, aportando un gran "granito de arena" a una gran canción. Aún así, estoy seguro de que todos somos capaces de entonar canciones que nos emocionen con hermosas melodías.

Y eso de vivirlo, sentirlo, aceptarlo y potenciarlo... ¿eso como se hace? Pues quizás se puede empezar por ver qué sentimos cuando emitimos un sonido: ¿Miedo? ¿Placer? ¿Relajación? ¿Nos recorre unas vibraciones por todo el cuerpo que hacen que nos sintamos cálidos e incluso acompañados cuando estamos solos?

Como dije en la anterior entrada sobre el tema es muy importante identificar los sonidos y saber que nos producen. Saber por qué nos gusta o nos disgusta una voz, y sobre todo la nuestra, que es la que tenemos y la que nos hace únicos y nos facilita la comunicación.

Por eso, miremos un poco en nuestro interior todos, e intentemos definir la relación con nuestra voz. ¿Nos llevamos bien? ¿Estamos ya cansados el uno del otro? ¿Estamos peleados? Y sobre todo, una vez que la definas, intenta averiguar el porqué, y experimenta aunque sea por una vez en tu vida, de la satisfacción de oirte cantar a tí mism@, cerrando los ojos y abriendo los oidos y el corazón.

¡Adelante!