Continuo por donde lo había dejado en la entrada anterior: Estos movimientos que buscan lograr el desarrollo de la persona y mejorar o mantener su calidad de vida, son la terapia y la intervención social. Toda terapia es intervención, pero no toda intervención es terapéutica. Ambos movimientos pueden ser completamente complementarios a los medicamentos, y, en algunas ocasiones, también sustitutivos.
Intervenciones y terapias las hay de distinto tipo, y depende de la persona, será más adecuada un tipo u otro. A mí personalmente me gusta la musicoterapia por sus características no verbales, y por sus características de libertad sonora (todo es música), pero cada persona puede escoger el tipo de terapia que mejor le venga (terapia cognitivo conductual, arteterapia, psicoanálisis, GIM...).
Pero además de estas terapias con estos profesionales cualificados (los terapeutas), también existen las intervenciones sociales, que tienen muchos puntos en común con la terapia, pero no son iguales. En el caso de las intervenciones, se suele hacer un estudio de las características y las necesidades de la persona, para ver en qué ámbito trabajar (familiar, laboral, escolar, personal...) y se ponen todos los conocimientos en marcha para solucionar el caso. En el caso de la musicoterapia u otras terapias (hablo de musicoterapia porque es la que más conozco), se suele trabajar en un primer momento con el individuo (aunque no siempre), pero cada vez más se trabaja también con la familia o grupo de iguales, ya que se está comprobado su efecto como potenciador de la inclusividad y aceptación.