El jueves fue el primer día que estuve en las aulas hospitalarias para hacer música con y para los niñ@s, familiares y profesionales del hospital. En esta entrada os resumo lo que pude observar y mi opinión sobre el uso de la música para niñ@s (de forma educativa y/o terapéutica) en los hospitales.
El jueves mi amigo Ángel y yo fuimos como "profes" de música. Teníamos que hacer dos sesiones/clases: Una para la sala de adaptación al medio, y otra para el aula hospitalaria.
Un hospital... para un niño y para muchos adultos es un sitio que da mucho miedo... y más si tenemos que vivir en él durante un tiempo: ruidos molestos, pruebas y operaciones molestas, gente extraña que entra y sale...
¿Qué ves en esta imagen? Yo veo un vaquero que galopaba por el desierto cantando.
Cuánto me gustaría que se pudiera utilizar más el "poder" de la música en el ámbito hospitalario.
Donde la música de cada día está formada por los ruidos de un montón de máquinas y del propio silencio.
Cuando entramos a la sala de adaptación al medio casi podría decir que sentía una enorme ansiedad y miedo en el ambiente: niñ@s con sus madres a punto de entrar a quirófano. Me llamó la atención la diferencia en el lenguaje corporal de los niños al comenzar y al acabar la sesión: Al final de la misma se mostraban más relajados y despreocupados que al comenzar. Tuvieron momentos de enormes sonrisas y de gran participación a través de percusiones corporales, instrumentales y vocales. Estas sonrisas y relajación de la que hablo, forman uno de los grandes beneficios que puede aportar la música antes de una operación.